Época:
Inicio: Año 1 A. C.
Fin: Año 1 D.C.

Antecedente:
EL SEÑORIO DE LOS INCAS



Comentario

De cómo Inca Yupanqui salió del Cuzco y lo que hizo.


Volaba la fama de Inca Yupanqui en tanta manera por la tierra que en todas partes se trataba de sus grandes hechos. Muchos, sin ver bandera ni capitán suyo, le vinieron a conocer ofreciéndosele por vasallos, afirmando con sus dichos que del cielo habían caído sus pasados, pues sabían vivir con tanto concierto y honra. Inca Yupanqui, sin perder su gravedad, les respondió mansamente que no quería hacer agravio a nación ninguna, sino viniesen a le dar la obediencia, pues el sol lo quería y mandaba. Y como hobiese tornado a hacer llamamiento de gente salió con toda ella a lo que llaman Condesuyo y sujetó a los Yanaguaras y a los Chumbivilcas y con algunas provincias desta comarca de Condesuyo tuvo recias batallas; mas, aunque le dieron mucha guerra, su esfuerzo y saber fue tanto que con daño y muerte de muchos le dieron la obediencia, tomándolo por Señor como lo hacían los demás; y dejando puesta en orden la tierra, y hechos caciques a los naturales y mandándoles que no hiciesen agravio ni daño a estos súbditos, se volvió al Cuzco, poniendo primero gobernadores en las partes principales, para que impusiesen a los naturales la orden que habían de tener, así para su vivienda como para le servir y para hacer sus pueblos juntos y tener en todo gran concierto sin que ninguno fuese agraviado, aunque fuese de los más pobres.

Pasado esto, cuentan más, que reposó pocos días en el Cuzco porque quiso ir en persona a los Andes, a donde había enviado sus adalides y escuchas para que mirasen la tierra y le avisasen del arte que estaban los moradores della; y como por su mandado estuviese todo el reino lleno de depósitos con mantenimientos, mandó que proveyesen el camino quél había de llevar e fue hecho así; y con los capitanes y gente de guerra salió del Cuzco, a donde dejó su gobernador para la administración de la justicia, y atrevesando las montañas y sierras nevadas supo de sus corredores lo de adelante y de la grande espesura de las montañas; y aunque hallaban de las culebras tan grandes que se crían en estas espesuras, no hacían daño ninguno y espantábanse de ver cuan fieras y monstruosas eran.

Como los naturales de aquellas comarcas supieron la entrada en su tierra del Inca, como ya muchos dellos por mano de sus capitanes habían sido puestos en su servicio, le vinieron a hacer la mocha trayéndole presentes de muchas plumas de aves y coco y de lo más que tenían en su tierra y a todos lo agradecía mucho. Los demás indios que habitaban en aquellas montañas, los que quisieron serle vasallos enviáronle mensajeros, los que no, desampararon sus pueblos y metiéronse con sus mujeres en la espesura de la montaña.

Inca Yupanqui tuvo gran noticia que pasadas algunas jornadas, a la parte de Levante había gran tierra y muy poblada. Con esta nueva, codicioso de descubrirlo, pasó adelante; mas, siendo avisado cómo en el Cuzco había sucedido cierto alboroto y habiendo allegado a un pueblo que llaman Marcapata, revolvió con priesa grande al Cuzco, donde estuvo algunos días.

Pasados éstos, dicen los indios que, como la provincia de Collao sea tan grande y en ella hubiese en aquellos tiempos número grande de gentes y señoríos de los naturales muy poderosos, como supieron que Inca Yupanqui había entrado en la montaña de los Andes, creyendo que por allí sería muerto o que vendría desbaratado, concertáronse todos a una, desde Vilcanota para adelante, a una parte y a otra, con muy gran secreto, de se rebelar y no estar debajo del señorío de los Incas, diciendo que era poquedad grande de todos ellos, habiendo sido libres sus padres y no dejándolos en cautiverio, sujetarse tantas tierras y tan grandes a un Señor solo. Y como todos aborreciesen el mando que sobre ellos el Inca tenía, sin les haber él hecho molestia ni mal tratamiento, ni hecho tiranías ni demasías, como sus gobernadores y delegados no lo pudieron entender, juntos en Atuncollao y en Chucuito, donde se hallaron Cari y Çapana y Humalla y el Señor de Azángaro y otros muchos, hicieron su juramento, conforme a su ceguedad, de llevar adelante su intención y determinación; y para más firmeza bebieron con un vaso todos ellos juntos y mandaron que se pusiese en un templo entre las cosas sagradas, para que fuese testigo de lo que se ha dicho; y luego mataron a los gobernadores y delegados que estaban en la provincia y a muchos orejones que estaban entre ellos; y por todo el reino se divulgó la rebelión del Collao y de la muerte que habían dado a los orejones; y con esta nueva intentaron novedades en algunas partes del reino y en muchos lugares se levantaron; lo cual estorbó la orden que se tenía de los mitimaes y estar avisados los gobernadores y, sobre todo, el gran valor de Tupac Inca Yupanqui, que reinó desde este tiempo, como diré.